El CIBE Marítim, Centro de Emergencia Social del Comité Antisida de València, ofrece atención a las necesidades básicas de personas en extrema exclusión, la mayoría usuarias de drogas y en situación de sinhogarismo. En el transcurso del 2021 se contabilizaron 305 asistentes regulares al centro — una reducción poco significativa en comparación con los 312 asistentes del año pasado— y 126 personas externas atendidas, 51 menos que en el 2020.
A pesar de las reducciones, el número de usuarios/as del centro, cuya edad media es de 44,4 años, sigue siendo elevado en comparación con el 2019 y 2018, en el cual se registraron 57 y 50 personas respectivamente. En relación a la población migrante, gracias a la reapertura de fronteras tras los cierres impuestos por la crisis sanitaria del COVID, se ha visto un descenso del 3% respecto al año anterior, siendo en el 2021 un 34% de usuarios/as extranjeros/as. Cabe destacar que de este porcentaje, un 39% se encuentra en una situación migratoria irregular.
Durante los próximos años, la proyección del CIBE seguirá siendo fungir como centro de intervención tanto para las personas usuarias como para los profesionales implicados en las intervenciones, siendo su principal misión el apoyo a personas drogodependientes en activo que corren un riesgo elevado de ser excluidas de la comunidad. La mayoría de los/as asistentes al centro lo visitan diariamente, lo que facilita el logro de objetivos estratégicos como el cuidado de su salud y cobertura de necesidades básicas como son la alimentación, la higiene y el descanso. En este sentido, se ha conseguido el objetivo propuesto para el año, ya que se ha superado el número esperado de personas participantes, alcanzado las 431 en el transcurso del 2021.
Entre las principales demandas sanitarias a las que se enfrenta el CIBE se encuentran las consultas osteomusculares y dermatológicas, mismas que han sido requeridas por 50% de las personas usuarias. Esto se debe a que muchas veces andan por la ciudad sin calzado adecuado, lo que deriva en afecciones que se tratan con medicamentos tópicos y otros tratamientos podológicos. Por otro lado, una de las principales metas durante el 2021 fue reducir la incidencia de enfermedades infecciosas como el VIH, VHC y las ITS, para lo cual se realizaron 765 pruebas rápidas.
Es relevante mencionar que este año, pese a las dificultades creadas por la crisis del COVID, fue posible desarrollar 156 actividades con 86 personas diferentes en relación al autocuidado y la salud. Esta cifra, sin embargo, permanece — al igual que en el 2020 — por debajo de los objetivos debido a las limitaciones de aforo y espacio y la falta de incentivos por participar de parte de las personas usuarias.
En el segundo año de la pandemia, las consecuencias emocionales sobre la población se han vuelto evidentes. El CIBE ofrece un servicio de atención psicológica y tiene la meta de que el porcentaje de personas con trastornos de ansiedad y/o depresión nunca supere el 50%. En el 2021, el porcentaje de usuarios/as con depresión significativa fue del 31% y con ansiedad fue del 25%. En lo que respecta a sintomatología psiquiátrica, el 49,1% mostraron tenerla en algún grado, siendo el 10,5% aquellos que presentaron síntomas de varios trastornos psicológicos.
Los datos sociales siguen mostrando la cara más cruel de la exclusión social: 73% de personas usuarias del centro carece de una vivienda, el 69% no tiene ingresos y un 11% los tiene inferiores a 400 euros mensuales. Respecto al consumo de sustancias, en primer lugar se encuentra el alcohol con el 24,6%, seguido por la cocaína base o crack, la cual sube hasta 24,2 frente al 20,5% de 2020. La heroína se mantiene en el tercer puesto al igual que el año anterior.
Además de cumplir con sus objetivos de proveer servicios de salud, alimentación e higiene personal, el CIBE Marítim busca mejorar la situación general de las personas asistentes, convirtiéndose en un recurso para recibir atención global y mejorar la calidad de vida.