NAYF es el programa del Comité Antisida de la C. Valenciana que trabaja con niñas, niños y sus familias afectadas por el VIH
Es en el núcleo familiar donde las personas aprendemos los patrones de conducta que probablemente reproduzcamos en nuestra edad adulta. Y es la situación familiar, con toda su complejidad, la que determina en buena medida cómo los niños y niñas se ven afectadas por las circunstancias personales de sus progenitores. En Valencia, el programa NAYF trabaja en la actualidad con más de 30 familias afectadas por el VIH que se encuentran, además, en situación de vulnerabilidad o exclusión social. Del total de personas atendidas, más de un 60% son menores, víctimas de las coyunturas y la discriminación por VIH. Patricia Scalerandi, coordinadora del programa desde 2014, explica la realidad de este centenar de personas que viven en los márgenes de la sociedad.
P.- ¿Cuál es la situación de vulnerabilidad de las familias que forman parte de NAYF?
R.- Con el VIH como enfermedad común, destacan las familias conformadas por mujeres solas con menores a su cargo, las familias con progenitores en prisión, menores en centros de acogida y familias migrantes, por lo general, de origen latinoamericano y africano. Un 80% de estas unidades de convivencia necesitan recoger alimentos de Centro de Día del Comité Antisida semanalmente para subsistir.
P.- ¿Y cómo repercuten estas limitaciones en la vida de las niñas y niños?
R.- En primer lugar, la pérdida o el deterioro de los progenitores causa angustia, tristeza e incertidumbre en los menores. Si sumamos las dificultades económicas, la situación se agrava. Algunos de los adolescentes viven en residencias o pisos de acogida porque sus padres no pueden hacerse cargo de ellos o porque alguno de ellos ha fallecido. Con todo este caldo de cultivo, el rechazo y la discriminación en la escuela, en los centros o en la calle tienen un gran impacto sobre ellos. Todo esto repercute en sus relaciones interpersonales y su estabilidad emocional, por lo que existe una mayor prevalencia de trastornos de ansiedad, trastornos psicopatológicos y de conducta.
El programa NAYF surge
en el año 1993
P.- Con un grupo tan heterogéneo, cada familia tendrá unas necesidades diferentes ¿Qué les ofrece el programa NAYF?
R.- Ofrecemos a todas las familias atención psicológica, atención social, orientación laboral, participación en el grupo de mujeres y la intervención que más gusta a las niñas y niños: el programa especial de ocio y tiempo libre destinado a las familias y el programa de ocio para el grupo de adolescentes.
¿Y cuál es el objetivo de estas intervenciones?
Pretendemos ser un lugar de referencia y de apoyo sostenido para que nuestras familias tengan herramientas para fortalecer sus vínculos afectivos y sociales. Nos consideramos un entorno de confianza donde las profesionales ofrecemos un servicio humano de acompañamiento y donde las familias y, en especial, las niñas, niños y adolescentes participen en actividades que les permitan construir buenos recuerdos para el futuro.
¿Por qué mejorar el ocio es una herramienta importante para fortalecer el vínculo entre las familias?
Porque promover estas actividades entre “iguales”, de la mano de educadores sociales, permite un aprendizaje que fortalece los roles de padres y madres en el cuidado adecuado de las niñas y niños. Muchas familias nos comentan que, si no fuera por nosotros, sus hijos solo vivirían situaciones conflictivas. No todas las personas que atendemos tienen entrenadas sus habilidades para ofrecer de manera continuada una rutina variada y saludable para sus hijos. Desde nuestra entidad procuramos facilitarles las herramientas e invitarles a asistir a eventos y lugares a los que no podrían acceder por limitaciones económicas.
¿Cómo conseguís llevar a cabo todas estas actividades?
La precarización económica de las familias y de las organizaciones no lucrativas nos obliga a demandar la colaboración de entidades privadas y públicas comprometidas con la inserción social de la infancia. Cada año se suman nuevos convenios con pequeñas o grandes entidades, que son imprescindibles para llegar a cabo todas las acciones.
¿Es fácil encontrar entidades que financien las acciones de NAYF?
Al contrario de lo que sucede en la mayoría de las ONG, en nuestro caso, asegurar la privacidad de las niñas y niños es crucial para evitar el estigma por razones de VIH. Esto implica que nosotros no podemos dar difusión a los patrocinios, como puede hacer una asociación que trabaje para otra causa, a través de imágenes fotográficas o audiovisuales, tan valoradas por las empresas. Sin embargo, cada año se suman nuevas entidades que, al fin y al cabo, se conforman por personas concienciadas.
Y en este sentido ¿qué implicación tienen las personas en el desarrollo de NAYF?
En nuestro programa el voluntariado es crucial. Actualmente, contamos con una psicóloga especializada en violencia de género, una terapeuta ocupacional, una educadora social y una técnica en animación socio-cultural. Asimismo, promovemos el voluntariado entre personas usuarias de otros recursos del Comité Antisida. Es una manera de implicar a las personas que requieren de una ayuda específica, pero son capaces de colaborar en otro ámbito de intervención. Esto aumenta su autoestima y genera un intercambio colectivo que, en todos los sentidos, motiva a la integración social las personas que atendemos desde nuestra entidad.
Supongo que hay una recompensa implícita en todo este trabajo de gestión y organización de eventos, actividades y talleres…
No hay nada más importante como ver la alegría reflejada en el rostro de las familias cuando salen de excursión o visitan por primera vez el Mestalla, el Oceanogràfic o una ciudad “lejana” como Madrid. La recompensa más grande es saber que lo para cualquiera es un detalle más, para nuestros niños y adolescentes es todo una experiencia inabarcable, que formará parte de la memoria familiar para toda la vida.